domingo, 17 de abril de 2011

MUROS Y DESTINOS


Es fácil aconsejar derribarlo, es fácil verle el sentido abstracto, lo difícil es evitar su existencia, pero sobretodo traspasar su consistencia, un muro automáticamente creado para no dejar pasar las ilusiones, para no dejar que se escapen y creen la irrealidad. Aquello que el corazón desea sentir no cabe en un muro, ni de uno ni de otro lado. Aún cuando la vista exterior sea fantástica, ¿cómo derribar un muro así?, ¿cómo abrir el alma que está sellada? Aquella que elige la seguridad por sobre el riesgo de la vida.

Es posible que el viento lo toque, que la lluvia lo moje, y que el sol lo haga arder, pero siempre seguirá existiendo, porque el miedo lo hará más y mas fuerte, es como un enemigo interno, y en el medio estoy yo.

Quizá deseo mucho, quizá espero demasiado, quizá no siento, quizá solamente pienso, y pienso y jamás distingo la diferencia. Sin embargo, el muro lo hace, mi muro, mi barrera, mi censura al corazón puede sentirlo todo, pero mientras sigan ahí, el viento, el sol, el agua nunca llegarán a rozarme. No viviré la vida como quiero vivirla, no me quemaré ni arderé en pasión, no sentiré de esos nervios que hacen sonreír de forma disparatada, no sentiré tampoco el aroma dulce y electrizante que atrae recuerdos y los congela, no sentiré vértigo ni palpitaciones con un beso. Pero, estaré segura, viviré sin miedos, viviré sin vivir completamente, viviré vacía e incompleta si jamás me animo a derribar aquel muro que me retiene, me encierra, me centra en el medio de un laberinto con miles de salidas lejanas.

“Mientras no elijas, todo sigue siendo posible”, y exactamente así es, cuando no hay determinación, decisión, y seguridad son miles las opciones que pueden presentarse, y se puede ir por la vida probando cada una de ellas, probando ser de diversas maneras para construir la verdadera personalidad, pero es como intentar ir por todos los caminos, jamás llegas a una meta, jamás encontras aquello que siempre buscaste, aquello que siempre supiste que necesitabas, eso que te condiciona si no existe, y te hace vibrar cada cuerda cuando está. En uno de los caminos está, pero se trata de tomar las decisiones correctas que nos lleven a él, de derribar todos los muros que sean necesarios, tanto nuestros como de otros, quizá también de ir tanteando las opciones, porque puede que en una de ellas se encuentre la llave que libera el alma y la complementa, convirtiendo dos almas en una sola, indivisibles y enteramente genuinas. Estas dos almas dependerán la una de la otra, y viajarán hacia las estrellas con cada mirada, con cada gesto compartido, se detendrán en medio de la nada a sentir y a que absolutamente nadie los vea, crearán órbitas que los protejan y superarán obstáculos si lo que sienten es verdadero y leal.

Es una cosa curiosa el destino que puede llevarte por el camino indicado o por el opuesto, por el cual puedas encontrarte con contratiempos y dificultades, pero ¿acaso no es mejor elegir siempre aquel que deja la experiencia en lugar de la satisfacción inmediata? Yo pienso que si. Pero en el mientras tanto, me niego a intentar llenar un lugar que no me corresponde, un lugar que debe ser ocupado por otra alma que no es la mía, y que debe hacerse lugar cuando quiera y deba aparecer.

Por un solo y gran motivo existimos y nacemos en un momento dado, porque así es el universo, así es que todo sucede cuando tiene que suceder, y ocurre si así debe ser, nada debe forzarse, y aún menos el amor. Nos sorprende aún cuando no estamos listos, porque creo que jamás se está listo para la grandeza que supone, puedo imaginarlo, puedo intentar pensarlo o definirlo, pero jamás llegaré a nada, nunca podré explicar cómo se siente el amor.

Es así, que pienso que casi todo en este mundo está predestinado, que existe una especie de plan sin instrucciones, para que no nos anticipemos a la vida, sino que ésta se nos anticipe a nosotros, para que nos dejemos sorprender y para que vivamos, simplemente vivamos…


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