jueves, 21 de abril de 2011

SIN RUMBO

Últimamente me parezco a un diente de león, pero no de esos llenos y suaves para soplar y que cada una de sus partes se aventure a volar lejos, no… me parezco mas bien a un diente de león vacío, de esos que no tienen nada que aportar, de esos que encuentras y ves que no te daría ninguna satisfacción soplar, y lo dejas, porque sí, está vacío…

Si tuviera que asomarme a una descripción tuya, diría que cuando te conocí, mi cielo estaba atestado de nubes negras, pero te encargaste de despejarlo, de poner frente a mis ojos un cristal para que viera que todo podía ir mejor. Y así fue, dejé de lado toda resistencia y me dejé atrapar por tu cristal, pero claro, no sabía que un día lo extrañaría tanto, y que iba a ser yo la encargada de romperlo…

Anoche no debí pensarte tanto, dabas tantas vueltas en mi mente que generaban que diera vueltas en la cama, no podía dormir y sólo por pensarte. Nunca debí acercarme tanto a tu recuerdo, y sigo haciéndolo, sigo siendo capaz de recordar tu rostro, el roce de tus manos siempre tan cálidas, tus brazos que solían rodearme y hacer que por pequeños instantes el mundo fuera un lugar menos doloroso, y sigo manteniéndote aquí, aun cuando realmente no debería…

No debería tampoco seguir en este lugar, sin rumbo, sin dirección, sin querer tomar un camino porque ninguno me llevará a verte. No debería desear saber dónde te encuentras, porque aún sabiéndolo debería tener en claro que se han ido lejos esos días en que solías pensar en mi como un ángel, se hayan tan lejos como el día de la noche, como el cielo de mí, como vos y yo.

“Hay distancias imposibles de acercar”, es lo que dicen algunos, pero yo si fuera valiente me pararía en frente de la distancia y le diría que no hay lugar para ella aquí, que tan sólo me queda un espacio por llenar y lleva tu nombre, si fuera valiente me arriesgaría a encontrarte, a buscarte donde sea. El corazón siempre sabe lo que quiere, lo que desea, lo que busca, y el mío lleva grabado a fuego tus iniciales, está totalmente ciego también, y sordo, no quiere ver ni oír otro latido que no se asemeje al que lo hacía feliz. Es testarudo, obstinado, y cerrado, así como en este momento permanecen cerradas las ventanas de esta habitación, así permanece cerrado, decidido a no ceder, a no dejar que nadie siquiera intente ocupar tu lugar.

Y si te contara sobre la razón, si te contara cómo logra paralizarme y cómo la culpo por haberse confundido y haber vencido a mi corazón, él sabía en el fondo que solamente quería la compañía de otro corazón, y era el tuyo, es sólo que no pudo latir tan fuerte, no pudo dar señales, había quedado totalmente bloqueado, sí, como se bloquea un río al crear un dique, así… no pudo avisarme que estaba cometiendo el error más grande, que te estaba dejando ir y eso no tenía perdón, ni aun lo tiene…

Imaginame como un dique, sí, un poco absurdo pero es a lo que mas me asemejo en este momento, se trata de una cantidad inmensa de agua, tan inmensa como un océano que intenta salir, pero ¿para qué existe un dique? Para impedir que esa agua salga y lo inunde todo. Llevo tiempo conteniendo una barrera enorme, tan grande como la de un dique, o quizá más, y no entiendo realmente por qué justo ahora esa barrera se debilita, justo ahora que han pasado meses en los que ya he probado tu ausencia, me da una probadita de un dolor punzante, un dolor que no necesito, porque no necesito extrañarte justo ahora. No cuando creía que lo tenía bajo control, cuando creía que mi barrera era más fuerte que el océano que se dirige a vos, no cuando había aprendido a evitar que tu rostro se asomara y quitara todo del lugar específico en el que lo había puesto.

En aquel tiempo, cuando podía proclamarte mío (realmente nunca lo has sido), por llamarte de algún modo, en aquel entonces nada tenía ubicación, nada tenía nombre ni un lugar específico, todo aquello de lo cual estaba hecha se dirigía hacia tu sitio, tenían un único destinatario, un único lugar a donde ir, un único hogar, y una única razón para existir. Hoy que hace tiempo no estás presente, en carne propia, presente como lo puede estar un libro en frente mío, presente y corpóreo, real y existiendo fuera de mí, hoy que no estás de ese modo, todo lo que tenía guardado para darte ya no tiene lugar a donde ir, ya no busca un lugar a donde ir, ya no tiene ojos para ver, ni oídos para escuchar, porque tu voz ya no está en mi memoria, se desgastó de tanto llamarla, decidió irse y no volver porque estaba harta de ser solicitada, ya no quería ser utilizada como recuerdo y entonces se fue… Así como te fuiste vos, exceptuando una cosa, vos no te fuiste porque querías, lo hiciste porque decidí no dejarte alternativa, te mentí, me mentí, nos mentí. Sin embargo, hoy “no soy distinta de aquella idiota que te quería”, y digo idiota porque así me hacías sentir, en el buen sentido claro, tan idiota como alguien puede estarlo cuando una luz lo enceguece, porque fuiste eso, apareciste así, como quien diría un meteoro, un meteoro que arrasó con mi noche y decidió no irse nunca de mi, porque seguís acá dentro, y mientras tenga una mínima luz que te mantenga en mí, podré estar tranquila.

Creo que nunca dejaré de esperar que ESE meteoro vuelva a mí, para recordarme por qué existo y para qué, y para hacer que mi corazón vuelva a latir en vida, de forma acelerada y arrítmica, para hacer que todos los motivos por los cuales lo espero, tengan sentido…

ESE meteoro era el único que lograba orientarme, el único que podía darme un rumbo, y desde que no pasa por aquí, me mantengo ciega, no veo ningún rumbo al que pueda seguir, y si de pronto apareciera un rastro de polvo estelar, una roca lunar, una estrella, un planeta, sé que no lo seguiría, porque sé que no querría estar en un lugar donde vos no estés, en un lugar del que mi meteoro no forme parte. Así que me mantendré fuera de toda órbita, porque aunque lo intente, ningún cometa o meteoro podría parecerse a ese, era único, tan único como puede ser algo que sólo ocurre una vez en la vida y decide desaparecer hasta hallar el momento exacto en el cual aparecerse otra vez.

Solamente me dedicaré a contemplar ese momento, y si es iluso no me importa, creeré en que llegará…

No hay comentarios: