lunes, 1 de agosto de 2011

EXTRAÑANDO UNA SENSACIÓN

Miro alrededor y no es a ti a quien no puedo reemplazar, sino a mí misma amándome, temiendo que alguien pueda arrebatarme mi lugar seguro. Llevarme a un sitio nuevo donde pueda recibir más daño del que jamás he conocido. Y sigo, aun convenciendo a esa otra yo narcisista y egoísta que deje de pensar en sí misma, que hay mucho en este mundo para amar, para dar, que no se cierre, que las estrellas están todas ahí para ser vistas, admiradas. Sin embargo ella solo sigue pensando que por más que las vistas ahí afuera sean hermosas, están todas las estrellas situadas en un fondo negro, en un vacío inconmensurable, inimaginable. Un vacío que siente día a día desde que descubrió que la pequeña luz que tenía encendida se fue disipando, descubrió que un amor hace feliz a todo el mundo a su alrededor, pero a ella hoy no le toca, no sé si sea cuestión del destino, o de mero rechazo hacia aquello que podría cambiarlo todo. 
Lo he sentido, he sentido ese cambio increíble en la vida que la deja de hacer parecer corriente, común, monótona, y le da un valor especial, distinto, un motivo para continuarla con una sonrisa extensa todos los días, una nueva sensación repleta de vértigo, de escondites, de curiosidades, de acertijos por resolver, de total intriga y pasión. Pasión por la propia locura que lleva a que se cometan aún más locuras, esa pasión descontrolada y poco lógica que arrebata y acelera el corazón. Pasión que sólo existe cuando existen dos, cuando la suma de uno mas uno, se vuelve dos y luego uno nuevamente, ansiando a cada minuto ser uno con el otro la misma cosa, parte de la misma inmensidad, parte de ese vacío que no se puede pensar, y a la vez de esa plenitud, de ese complemento enorme y fantástico. 
Si hay algo fantástico y a la vez real, no hay duda de que es eso, enamorarse perdidamente de alguien hasta perder la razón por los actos, hasta perder la cabeza literalmente y dejarla donde sea, olvidar las cosas que creíamos importantes, dejarlas de lado para descubrir que hay cosas aún mas importantes y más sencillas, como el querer a alguien, querer darlo todo, entregarse en cuerpo y alma, entregar cada partícula y cada sentimiento acompañado de una cierta idealización. Idealización sí, que a veces suele ser mas fuerte que cada vez que quieres, que cada vez que deseas a alguien, pones todas tus expectativas, y deseos mas profundos sin notarlo, cargamos totalmente al otro de todo aquello que nos gustaría que fuera, o que hiciera. No lo notamos hasta que sentimos la decepción, hasta que probamos ese sabor amargo que hay que tragar, dejar pasar y continuar. Por eso, pienso que es tan difícil olvidar a alguien que jamás te decepcionó. ¿Continuará entonces para siempre idealizado, cristalizado?
Supongo que no, que es probable que conozca a alguien aún mejor quizá, seguiré sin saberlo por ahora, pero mientras tanto, realmente extraño esa sensación, es bueno haber descubierto que hay una parte de mí que siempre hace daño, para poder atarla, controlarla, y no cometer un mismo error una y otra vez, después de todo dicen que no se puede correr para siempre del amor ¿no?

No hay comentarios: