viernes, 24 de septiembre de 2010

Cuestión de vanidades



No escuches las palabras que salen de mi boca, no te fíes, no creas todo lo que digo. No soy un ángel pero no sirvo al diablo tampoco. Guardo deseos que no debería tener, creo sorpresas que jamás vas a conocer, porque cuando una princesa baila al filo de un tango seductor, no demuestra sus trucos, pero los realiza.

Si quisiera hablar de tu mirada, no podría decir que es celestial, no podría admitir que debilita mis sentidos, porque detesto mostrar ante tu figura, tal debilidad. Porque estás cruzando la barrera que solía adjudicar a cada palabra, estás violando los códigos de mi resistencia, y ya no logro tenerte lejos, ya no puedo esquivar las balas de tu estrategia. Si tu táctica es quererme, si logra ser tan simple como eso, ¿por qué no puedo creerte?

Tu vanidad es un impulsor para mi orgullo. Aquel orgullo que me lleva a querer poseerte sabiendo que nunca serás mío, sabiendo que amas mas tu libertad que a ti mismo, y eso, mi amigo, es demasiado.

Estoy borrando mis límites, aquellos que me protegían de caer en las trampas, de sentirme ciega por tu luminosidad. Es como si solo me guiaras vos, como si cada partícula de mí quisiera dirigirse directo al sol, dejando atrás los sentidos y la razón.

Tus ojos, cada día, me arrebatan más la conciencia, me sumergen en dudas y alimentan la creencia de que jamás voy a tenerlos sólo para mí. Aunque quiera ser tu única estrella, sólo ves las otras quinientas.

Aunque mi razón se pierda en la constelación, y mi alma se funda en esta adicción, ya no podré restar minutos, ya no podré borrar los besos dados, no podré volver atrás. Ya es tarde para elegir quererte o no. Ya mi visión sólo ve a través de tu velo, el que muestras, el que toco, el que siento. ¿Cuándo notarás que hay más si quisieras probarlo? ¿Cuándo veras que no se trata de ataduras? sino de una deliciosa condena, esa condena que me lleva a lo profundo de tu ego, aquella que me dirige al peligro constante de tenerte cerca, cuando debería tenerte lejos.

Podría si quisiera, navegar en otros soles, probar nuevos amores, y hacerle honor a mi orgullo herido y mal tratado, pero ¿qué conseguiría? Si lo que quiero es estar a tu lado, si lo que busco es tu daño, capaz de provocar tempestades a mis celos, capaz de crear desconocidos deseos.

No creas, de ninguna manera, que mi orgullo no se venga. No pienses que muero por tenerte, pero cree, sí, en que es lo que más me gustaría, lo que mas disfrutaría, poder creerte sin sospechas, poder confiarte mi alma entera.

No hay comentarios: