jueves, 23 de diciembre de 2010

Drawing



Anoche decidí volver a dibujar, comencé dejando que mi mano guiara mi dibujo sobre una hoja en blanco de papel. En un principio creí que me faltaba inspiración, algo que me guiara más allá de lo que el lápiz y el papel podían transmitir. Entonces fue que decidí dibujar su rostro, e increíblemente fue el único de mis dibujos que pude considerar perfecto en cada detalle, fue el único rostro que por lo menos se acercó a serle fiel al tuyo.

De todos modos, creo que ningún dibujo podría ser tan verdadero e ideal como contemplarte en la realidad, ver como se forma tu sonrisa, ver cómo abrís los ojos y creas esa mirada llena de ternura y paz, ver como te mordías el labio inferior cuando me mirabas y me decías que yo no tenía idea de lo que estabas sintiendo por mí. Y sí, tenías razón, mi cabeza no pudo entenderlo, porque era algo que no debía entenderse, pero sé que mi corazón lo sintió porque se encargó de dejar grabado tu nombre la tarde en que tomé la decisión equivocada de dejarte ir, se ocupó de que no te olvidara.

A veces, miro ese pedazo de papel y pienso en que por lo menos te tengo conmigo allí, es una parte de vos que está cerca aunque no sea real. Sé que sería una locura decir que un dibujo tiene vida, pero definitivamente éste tiene mayor importancia y significado que cualquier otro, porque aunque te lleve dentro mío, y seas a quien sigo esperando, es lindo tener un recuerdo tuyo que se sume a los demás.

Es imposible olvidar tus gestos, los veo y los pienso todos los días, no olvidaría nunca aquellos días que compartiste conmigo, que quizá fueron pocos, pero valieron más que cualquier otra cosa.

No me importa que la espera se haga larga, o que quizá nunca volviéramos a vernos, porque fuiste, sos y serás siempre esa luz que quedará encendida y marcará el resto del camino.

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