Aquel verano aprendí que aun cuando una parte de nosotros duele y está completamente herida, el resto, puede seguir caminando, y puede seguir sonriendo. Así es como me veía, siendo, aunque sea por cortos momentos, feliz, intentando sonreír a pesar de que la realidad me golpeaba. Recuerdo que hubo un día en el que estuve con mis amigas en la playa, y me divertí mucho, y verme así me demuestra que nunca se debe dejar de sonreír, que siempre se puede ser fuerte y ser débil, pero la sonrisa siempre está, y es lo que plasma que estamos contentos, que somos felices en aquel momento.
Hay ciertas vivencias que tenemos que nos impulsan a
cambiar, aquellas para las que uno no está listo pero que ayudan a crecer, a
superarse, a aprender y ver que si miramos un poco hacia atrás, hacia nuestra
historia, nuestros recuerdos, todo se resume al cambio, a que no seríamos los
que hoy somos si no hubiéramos pasado por lo que pasamos.
Tal vez mi pasado fue más fácil o mas feliz que mi
presente, pero sé con seguridad que yo elijo como será mi futuro, y me veo
aprendiendo tal y como lo he estado haciendo hasta ahora, aprendiendo a ser yo
misma, formando mi carácter, estudiando lo que me gusta para luego trabajar de
eso y tal vez no sentirme llena, porque pienso que el ser humano nunca se
siente completo, pero sí sentirme bien conmigo y con lo que vaya a hacer. Más
adelante, poder vivir sola, independizarme, tener quizá mi propia familia. No
me gusta demasiado pensar en el futuro, no tengo establecido lo que voy a hacer
porque por más que me gustaría saberlo o averiguarlo, intento pensar que yo soy
quien soy por lo que voy viviendo en el ahora, creo en poder pensar en el
momento, aunque el momento se vaya unos segundos después de disfrutarlo, aunque
el futuro sea cada minuto que le sigue al presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario