"Siempre que
dos personas se enamoran, no hay dos personas sino cuatro: el amante, el amado
y, entre estos dos, el amado creado por la mente del amante y el amante creado
por la mente del amado. Estos dos últimos son sueños, estos dos van cambiando.
Tarde o
temprano, cuando el sueño se rompa, serán dos, no cuatro. Siempre que sean dos
habrá dificultades. Entonces te gustaría volcar la responsabilidad en el otro:
«Es por el otro». Y de nuevo vuelves a no darte cuenta de la cuestión. Esto
quiere decir que crearás el mismo sueño en torno a otra persona, porque pensarás:
«Esta no me va a engañar, y además ahora soy más listo».
Pero la mente
nunca es lista. La esencia de la mente es la estupidez, así que nunca puede ser
lista. Puede ser astuta, astuta en su estupidez, pero nunca puede ser sabia.
Esa no es su naturaleza, porque la sabiduría sólo llega cuando el soñar
desaparece. Así, si soñar es la realidad básica de la mente, esta nunca puede
ser sabia.
Un buda es
sabio porque ya no tiene mente. Vive desde la no-mente: todos los sueños han
cesado. Ve las cosas tal como son. Tú nunca ves las cosas tal como son; las
mezclas con tus ilusiones y tienes miedo de mirar directamente porque sabes,
inconscientemente, en algún lugar profundo de tu ser, que las cosas no son como
tú las ves.
Pero crees que
ver la realidad de las cosas será demasiado, demasiado duro; puede que no seas
capaz de soportarlo. La mezclas con sueños para hacerla un poco más dulce.
Piensas que es amarga, así que la cubres con una capa de azúcar. ¿Crees que si
en sueños cubres a una persona con azúcar se volverá dulce? No, sólo te estarás
engañando a ti mismo, a nadie más. De ahí tanta desdicha.
La infelicidad
ha sido causada por tus sueños, y uno tiene que ser consciente de este
fenómeno. No vuelques la responsabilidad en el otro, de ser así crearás otros sueños.
Date cuenta de que quien proyecta eres tú, pero es difícil darse cuenta.
En una sala de
cine, tú miras a la pantalla, nunca miras hacia atrás; pero el proyector está a
tu espalda. La película en realidad no está en la pantalla; en la pantalla tan
sólo hay una proyección de luces y sombras. La película está justo detrás de
ti, pero nunca miras hacia allá, y allí es donde está el proyector.
Tu mente está
detrás de todo esto, la mente es el proyector. Pero tú siempre miras al otro
porque el otro es la pantalla. Cuando estás enamorado de alguien, esa persona
te parece hermosa, no tiene comparación. Cuando odias, esa misma persona te
parece horrible pero nunca te das cuenta de cómo la misma persona puede ser la
más horrible y la más hermosa."
Es así entonces que supongo siempre proyectaremos una pantalla en los demás, una pantalla que nos permite ver lo que queremos ver de ellos, es por eso que cuando percibimos lo que no nos gusta, nos decepciona en gran medida. No creo que sea fácil dejar de cubrir al otro de todas nuestras expectativas, o cargarlo de todo lo que nos gustaría que fuera e hiciera, pero sí pienso que al ser un poco mas conscientes de esto, podemos pararnos un minuto a pensar entre tanto que gira la vida, entre tan rápido que suceden las cosas, que no siempre toda la culpa la tiene un otro, a veces, y creo que la mayoría de ellas, el problema está en nosotros y en nuestro modo de ver el mundo y a las personas que tenemos cerca.
Nosotros mismos proyectamos, reproducimos una pantalla, nunca podremos mostrarnos tal cual somos, mostrar nuestra realidad, porque además de que esto nos volvería completamente vulnerables, no seríamos aceptados, y eso es un costo que muy pocos estarían dispuestos a pagar...
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