La mente nunca es lista, y tampoco nunca está lista para lo
que viene. No se prepara para todo, puede que anticipe algunas cosas, puede que
tenga ciertas ideas anteriores a las experiencias, puede que organice luego lo
que vamos viviendo para poder comprenderlo un poco mejor, pero no está lista
siempre. Hay cosas que por más que las vivamos una y otra vez, siempre las
recibiremos de maneras distintas, hay vivencias, situaciones, que pueden darse
con diversas personas de un modo parecido, pero jamás serán las mismas.
Cada cosa que vivimos es irrepetible, el error está en
querer repetir el mecanismo de marcha, con esto me refiero a que nos
acostumbramos a veces a hacer las cosas de una cierta manera, creemos que a
NUESTRA manera, y según NUESTRO modo de ver la realidad, siempre estaremos
bien, a salvo y bien cómodos. Pero, a veces sucede que mientras la vida marcha
a tu ritmo, con tus ideales, con tu manera de actuar, con tu propio paradigma,
llega una ráfaga de viento que no esperabas y que te hace perder el equilibrio.
Llevabas tu vida en una máxima estabilidad, con una monotonía
increíblemente cómoda, repitiendo quizá las mismas acciones, o el mismo ritmo con cada persona que
aparecía, y ahora te encontrás perpleja, sin punto de apoyo, totalmente
desequilibrada. Y sentís sí que te están desestabilizando, que te están llevando
a un ritmo apacible y tranquilo, quizá el ritmo que siempre debiste llevar,
pero es desconocido, es extraño y te genera miedo.
Sí, miedo… y nerviosismo, por no llamarle histeria, estabas
tan acostumbrada a rondar, a ser la que siempre iba y venía, la que nunca tenía
tiempo para este tipo de cosas, la que tenía siempre mejores prioridades, más
importantes e individualistas claro, y no podías nunca dejarlas de lado por
vivir algo increíble, No, jamás... No era algo a lo que pudieras acostumbrarte…
Y ahora? Ahora es gracioso verme de este modo, ahora es hasta cómico ser la que
no sabe qué lugar ocupar, si buscar o ser buscada, si avanzar o quedarse
esperando, si decir o no decir algo, si proponer o esperar la propuesta…
Es vértigo, sí, exactamente vértigo lo que me están dando a
probar, un poquito quizá de lo que debí haber comprendido hace tiempo: que no
siempre las cosas marchan al ritmo deseado, que a veces es mejor dejar ciertos
espacios de por medio para mantener el magnetismo, que de ésta manera quizá
pueda quedarme en un mismo lugar, no lo sé, pero espero que este viento que
está soplando me haga quedarme y dejar de una vez por todas de ser tan
inconstante…
Es inevitable, hay veces mas notorias que otras en las que mi deseo de querer controlarlo todo, me lleva a pensar y maquinar en una realidad que no tiene existencia alguna. Es increíble que tan sucio puede jugar el orgullo y qué tan astuto puede ser... Deberé aprender un poco de la calma y dejarme llevar a este ritmo distinto pero agradable...