viernes, 15 de octubre de 2010

Como las olas

A veces quisiera relajarme un poco más, disfrutarte y sentirte un poco más. Dejarme llevar, como las olas, que no se preocupan de lo que arrastran, de lo que llevan y traen, las olas solo fluyen, pero forman una marea hermosa y aunque permanecen tan solo unos segundos en la orilla, dejan demasiadas cosas en su camino, cosas lindas, así como vos. Quisiera ser más una ola y no una piedra, quisiera poder demostrarte más cuanto me importas y el miedo que me da que llegue aquel día en el que voy a tener que dejarte ir, y tal vez es por eso que queres aprovechar cada segundo conmigo, y yo quiero irme, pero no es porque no quiera estar con vos, es porque cada vez te siento mas cerca, cada vez siento más cosas, cada vez siento que esto es más y más real, y va en aumento, se escapa demasiado de mi control, de mi manía de querer controlarlo, y asusta, sí asusta mucho aquello que no puedo manejar, porque los juegos terminaron, ahora los sentimientos florecen, salen a la luz porque ya no pueden ocultarse.

El invierno terminó, es hora de dejar salir el sol, de dejar de querer taparlo, porque no se puede, hay cosas que no pueden evitarse. Y quise, sí que quise evitar quererte así, pero cada día me lo hiciste más imposible, tanto que ya no sé cómo quererte de lo mucho que te quiero.

Me gustaría poder demostrarte un poco más, porque no voy a tener otras oportunidades, esto comenzó con fecha de caducidad pero quiero disfrutarlo como si ese límite no existiera, quiero pensar en vos ahora, sentirte ahora, tenerte conmigo ahora. Darte los abrazos más tiernos y los besos mas dulces sin que importe que exista un mañana.

Quisiera ser más como vos, sin miedos y con más valentía para decir lo que siento, pero en mí la barrera siempre va a existir, aunque hayas logrado derribarla casi por completo, todavía quedan restos de esos miedos ridículos que ya no debería tener, porque te tengo conmigo, elegís estar conmigo y con nadie más, me queres mas de la cuenta y lo sé porque eso se siente, se ve, se oye. ¿Por qué me cuesta tanto entonces entregarte el corazón? Dejarlo completamente en tus manos, sin miedos, ni peros, ni dudas, que sea solamente tuyo y deje de ser mío, que lo cuides, que lo quieras, tal y como haces conmigo.

Por eso quiero ser como las olas, porque las olas son libres de sí mismas, no detienen su andar porque mañana no haya viento, las olas siempre irán y volverán a su punto de partida, y yo quiero que vos seas mi punto de partida, mi llegada, mi transcurso, mi motor, mi sonrisa, mi motivo, quiero permitirte ser todo para mí.

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