viernes, 22 de abril de 2011
IMPUESTO AL RECUERDO
TI-EMPO
“De pronto la palabra ‘tiempo’ suena raro… hay esquinas que es mejor no esquivarlas, hay riesgos que no implican mente y alma, hay palabras que rozan la locura y locuras que curan con ternura…”
IDEA
DÍAS COMO HOY
jueves, 21 de abril de 2011
ARCHÉ
Partiendo de que TODO en esta vida es relativo, ¿cómo puedo llegar a una conclusión de algo? ¿Cómo hacerlo si todo depende de cómo se lo mire?. La mirada de uno, la interpretación, los juicios de valor lo dicen todo, al menos si dejamos que lo digan todo, y ese todo nos llegue… Pero, la mirada de hoy no siempre será similar a la mirada de mañana, la opinión de hoy puede seguir y puede ser firme hasta que algo extraordinario ocurra y la cambie para siempre. Si todo cambia constantemente, ¿qué cosas permanecen? ¿Permanecen solas, de por sí, o somos nosotros los que debemos hacerlas perdurar? ¿Qué recuerdos quedan? ¿Cuáles deciden marcharse? ¿Qué palabras se congelan y cuales se olvidan? ¿Qué miradas se detienen en el tiempo? ¿Cuáles sentimientos nunca deciden irse?.
No es tan fácil saberlo, no es fácil plantearse lo que uno desea, lo que uno añora, y a la vez debería ser lo más sencillo del mundo, debería ser algo que se siente o no se siente, que existe o deja de existir, debería tener más certeza que cualquier otra cosa, debería haber seguridad en ello, pero la seguridad se torna una utopía a veces. Es fácil saber si tenemos hambre, porque es algo físico, sentimos que nuestro estómago llama nuestra atención, pero ¿qué hay de aquellos ecos, aquellos recuerdos, emociones, sentimientos que deciden no llamar la atención? Aquellos que permanecen en el fondo de un océano y se niegan a llegar a la superficie. Por otro lado, tampoco pasan desapercibidos, en algún momento del día, de la semana, del mes aparecen de la forma menos pensada, porque claro… un sentimiento no debería ser pensado, simplemente existe, surge, nace, incrementa, disminuye, es como una luz capaz de apagarse y prenderse en el momento más inesperado…
Es sólo que provoca a veces enojo el hecho de valorar al perder ese sentimiento, de actuar a destiempo, de dudar y dudar, de querer pensarlo todo, de ansiar que todo suceda YA, de auto engañarnos, pero el alma no actúa como queremos, el alma tiene algo así como vida propia, incluso al equivocarnos en una palabra y mencionar otra, incluso en ese entonces estamos dejando escapar aquello que más querríamos encerrar, aquello que quizá es mejor olvidar, esconder, enterrar. Sin embargo, resulta gracioso cómo de manera tan simple la vida demuestra dónde, cómo y cuánto te has equivocado, al no haber estado en aquel sitio, al no haber dicho esas palabras, al haber evitado lo que debía enfrentarse. SIEMPRE, terminamos aprendiendo algo, es sólo que deseamos haberlo aprendido antes, es sólo que deseamos habernos animado antes al encuentro, haber deseado y haber realizado, haber sido valientes…
Si ese deseo es el amor, se debe saber que el estar completo implica la compañía y la presencia de alguien más, de un alma más que no se frene, que lo descontrole todo, que saque lo que está encasillado del lugar siempre tan confortable, que descoloque el panorama, que lo de vuelta y genere una energía que nunca antes has sentido, que genere que el cuerpo quiera ir al encuentro, y que la razón se pierda en el camino, sin interferir con los sentimientos, simplemente dejarlos libres, porque todo es probable si el alma se anima a sentir y vencer, a dejar de lado las estructuras y enloquecer un poco, creo que la clave está en permitirle ser como es…
FUTURO CONDICIONAL
Si pudiera pedirle algo a una estrella con la certeza de que ésta me lo concedería, pediría conocerte nuevamente, pediría congelar cada momento de ese poco tiempo y mirarte, contemplar tus detalles, pediría también una tarde entera frente al mar sentados uno al lado del otro sin pronunciar palabra alguna, simplemente un abrazo que sellaría el pacto, pediría que te quedes toda una noche conmigo y que olvidemos todo.
Si me preguntaran quién fuiste para mí, diría que fuiste un instante, el más precioso de todos, un instante al que regresaría en todas mis vidas, un instante mágico e ideal, diría que fuiste un secreto, un misterio y que siempre lo serás, diría que fuiste mi héroe.
Pero por pedir, pediría ir caminando de la mano, y que fueras el único al cual le brindara mi alma, pediría que caminemos toda la vida y que nos detengamos solamente a sentir, a sentir el viento que golpea nuestras caras, a sentir el sonido del mar que traduce todo sentimiento, toda perfección, a sentir la lluvia con un beso, tiritando de frío pero juntos. Pediría que nuestras almas se unan algún día, que ese día llegue, no importa cuando, ni dónde, ni cómo, pero que ese día te vuelvas eternamente mío y me cambies para siempre, que todo de mí te pertenezca y que todo en mí lo quieras.
Dejaría que me sorprendas, y pediría sorprenderte a cada minuto, me volvería impredecible así jamás te aburrirías, buscaría darte todo lo que no te di, y haría que olvides el pasado.
Por hacer, te haría regalos, te regalaría todas mis sonrisas, mis secretos, mis pensamientos, no te escondería nada.
Por quererte, lo haría todo más simple, te querría desde el infinito a la nada misma, y te tocaría el alma con suavidad, con gentileza, con cariño. Te cerraría los párpados y te vería dormir, contemplaría esa obra de la naturaleza y pensaría “qué feliz me siento en este instante”, para guardarlo para siempre y no olvidarlo jamás.
Te miraría a los ojos, te acariciaría el rostro y te daría un beso de esos que no se borran nunca, de esos que recuerdas hasta el último día, de esos que humillan a la soledad.
Por conocerte, te conocería por completo, cada nimiedad, cada defecto, y cada virtud, y los querría, los querría porque son los que te hacen ser quien fuiste conmigo, conocería todas tus manías, tus pensamientos, tu ideal, tus miedos, y los querría también, querría conocerte una y otra vez, de la misma forma y queriéndote aún más.
Y si ese “algún día” tarda mucho en llegar, buscaría la manera de encontrarte en otras miradas, en otros gestos, en otras almas, deseando que se parezca a la tuya, utilizándote como modelo de lo que siempre querré.
Y si ese algún día, jamás llegase, esperaría… siempre esperaría a que ocurra, a que ese instante que lo cambió todo, que modificó mi universo, ocurriera otra vez…
SIN RUMBO
Si tuviera que asomarme a una descripción tuya, diría que cuando te conocí, mi cielo estaba atestado de nubes negras, pero te encargaste de despejarlo, de poner frente a mis ojos un cristal para que viera que todo podía ir mejor. Y así fue, dejé de lado toda resistencia y me dejé atrapar por tu cristal, pero claro, no sabía que un día lo extrañaría tanto, y que iba a ser yo la encargada de romperlo…
Anoche no debí pensarte tanto, dabas tantas vueltas en mi mente que generaban que diera vueltas en la cama, no podía dormir y sólo por pensarte. Nunca debí acercarme tanto a tu recuerdo, y sigo haciéndolo, sigo siendo capaz de recordar tu rostro, el roce de tus manos siempre tan cálidas, tus brazos que solían rodearme y hacer que por pequeños instantes el mundo fuera un lugar menos doloroso, y sigo manteniéndote aquí, aun cuando realmente no debería…
No debería tampoco seguir en este lugar, sin rumbo, sin dirección, sin querer tomar un camino porque ninguno me llevará a verte. No debería desear saber dónde te encuentras, porque aún sabiéndolo debería tener en claro que se han ido lejos esos días en que solías pensar en mi como un ángel, se hayan tan lejos como el día de la noche, como el cielo de mí, como vos y yo.
Y si te contara sobre la razón, si te contara cómo logra paralizarme y cómo la culpo por haberse confundido y haber vencido a mi corazón, él sabía en el fondo que solamente quería la compañía de otro corazón, y era el tuyo, es sólo que no pudo latir tan fuerte, no pudo dar señales, había quedado totalmente bloqueado, sí, como se bloquea un río al crear un dique, así… no pudo avisarme que estaba cometiendo el error más grande, que te estaba dejando ir y eso no tenía perdón, ni aun lo tiene…
Imaginame como un dique, sí, un poco absurdo pero es a lo que mas me asemejo en este momento, se trata de una cantidad inmensa de agua, tan inmensa como un océano que intenta salir, pero ¿para qué existe un dique? Para impedir que esa agua salga y lo inunde todo. Llevo tiempo conteniendo una barrera enorme, tan grande como la de un dique, o quizá más, y no entiendo realmente por qué justo ahora esa barrera se debilita, justo ahora que han pasado meses en los que ya he probado tu ausencia, me da una probadita de un dolor punzante, un dolor que no necesito, porque no necesito extrañarte justo ahora. No cuando creía que lo tenía bajo control, cuando creía que mi barrera era más fuerte que el océano que se dirige a vos, no cuando había aprendido a evitar que tu rostro se asomara y quitara todo del lugar específico en el que lo había puesto.
En aquel tiempo, cuando podía proclamarte mío (realmente nunca lo has sido), por llamarte de algún modo, en aquel entonces nada tenía ubicación, nada tenía nombre ni un lugar específico, todo aquello de lo cual estaba hecha se dirigía hacia tu sitio, tenían un único destinatario, un único lugar a donde ir, un único hogar, y una única razón para existir. Hoy que hace tiempo no estás presente, en carne propia, presente como lo puede estar un libro en frente mío, presente y corpóreo, real y existiendo fuera de mí, hoy que no estás de ese modo, todo lo que tenía guardado para darte ya no tiene lugar a donde ir, ya no busca un lugar a donde ir, ya no tiene ojos para ver, ni oídos para escuchar, porque tu voz ya no está en mi memoria, se desgastó de tanto llamarla, decidió irse y no volver porque estaba harta de ser solicitada, ya no quería ser utilizada como recuerdo y entonces se fue… Así como te fuiste vos, exceptuando una cosa, vos no te fuiste porque querías, lo hiciste porque decidí no dejarte alternativa, te mentí, me mentí, nos mentí. Sin embargo, hoy “no soy distinta de aquella idiota que te quería”, y digo idiota porque así me hacías sentir, en el buen sentido claro, tan idiota como alguien puede estarlo cuando una luz lo enceguece, porque fuiste eso, apareciste así, como quien diría un meteoro, un meteoro que arrasó con mi noche y decidió no irse nunca de mi, porque seguís acá dentro, y mientras tenga una mínima luz que te mantenga en mí, podré estar tranquila.
Creo que nunca dejaré de esperar que ESE meteoro vuelva a mí, para recordarme por qué existo y para qué, y para hacer que mi corazón vuelva a latir en vida, de forma acelerada y arrítmica, para hacer que todos los motivos por los cuales lo espero, tengan sentido…
ESE meteoro era el único que lograba orientarme, el único que podía darme un rumbo, y desde que no pasa por aquí, me mantengo ciega, no veo ningún rumbo al que pueda seguir, y si de pronto apareciera un rastro de polvo estelar, una roca lunar, una estrella, un planeta, sé que no lo seguiría, porque sé que no querría estar en un lugar donde vos no estés, en un lugar del que mi meteoro no forme parte. Así que me mantendré fuera de toda órbita, porque aunque lo intente, ningún cometa o meteoro podría parecerse a ese, era único, tan único como puede ser algo que sólo ocurre una vez en la vida y decide desaparecer hasta hallar el momento exacto en el cual aparecerse otra vez.
Solamente me dedicaré a contemplar ese momento, y si es iluso no me importa, creeré en que llegará…
domingo, 17 de abril de 2011
MUROS Y DESTINOS
Es fácil aconsejar derribarlo, es fácil verle el sentido abstracto, lo difícil es evitar su existencia, pero sobretodo traspasar su consistencia, un muro automáticamente creado para no dejar pasar las ilusiones, para no dejar que se escapen y creen la irrealidad. Aquello que el corazón desea sentir no cabe en un muro, ni de uno ni de otro lado. Aún cuando la vista exterior sea fantástica, ¿cómo derribar un muro así?, ¿cómo abrir el alma que está sellada? Aquella que elige la seguridad por sobre el riesgo de la vida.
Es posible que el viento lo toque, que la lluvia lo moje, y que el sol lo haga arder, pero siempre seguirá existiendo, porque el miedo lo hará más y mas fuerte, es como un enemigo interno, y en el medio estoy yo.
Quizá deseo mucho, quizá espero demasiado, quizá no siento, quizá solamente pienso, y pienso y jamás distingo la diferencia. Sin embargo, el muro lo hace, mi muro, mi barrera, mi censura al corazón puede sentirlo todo, pero mientras sigan ahí, el viento, el sol, el agua nunca llegarán a rozarme. No viviré la vida como quiero vivirla, no me quemaré ni arderé en pasión, no sentiré de esos nervios que hacen sonreír de forma disparatada, no sentiré tampoco el aroma dulce y electrizante que atrae recuerdos y los congela, no sentiré vértigo ni palpitaciones con un beso. Pero, estaré segura, viviré sin miedos, viviré sin vivir completamente, viviré vacía e incompleta si jamás me animo a derribar aquel muro que me retiene, me encierra, me centra en el medio de un laberinto con miles de salidas lejanas.
“Mientras no elijas, todo sigue siendo posible”, y exactamente así es, cuando no hay determinación, decisión, y seguridad son miles las opciones que pueden presentarse, y se puede ir por la vida probando cada una de ellas, probando ser de diversas maneras para construir la verdadera personalidad, pero es como intentar ir por todos los caminos, jamás llegas a una meta, jamás encontras aquello que siempre buscaste, aquello que siempre supiste que necesitabas, eso que te condiciona si no existe, y te hace vibrar cada cuerda cuando está. En uno de los caminos está, pero se trata de tomar las decisiones correctas que nos lleven a él, de derribar todos los muros que sean necesarios, tanto nuestros como de otros, quizá también de ir tanteando las opciones, porque puede que en una de ellas se encuentre la llave que libera el alma y la complementa, convirtiendo dos almas en una sola, indivisibles y enteramente genuinas. Estas dos almas dependerán la una de la otra, y viajarán hacia las estrellas con cada mirada, con cada gesto compartido, se detendrán en medio de la nada a sentir y a que absolutamente nadie los vea, crearán órbitas que los protejan y superarán obstáculos si lo que sienten es verdadero y leal.
Es una cosa curiosa el destino que puede llevarte por el camino indicado o por el opuesto, por el cual puedas encontrarte con contratiempos y dificultades, pero ¿acaso no es mejor elegir siempre aquel que deja la experiencia en lugar de la satisfacción inmediata? Yo pienso que si. Pero en el mientras tanto, me niego a intentar llenar un lugar que no me corresponde, un lugar que debe ser ocupado por otra alma que no es la mía, y que debe hacerse lugar cuando quiera y deba aparecer.
Por un solo y gran motivo existimos y nacemos en un momento dado, porque así es el universo, así es que todo sucede cuando tiene que suceder, y ocurre si así debe ser, nada debe forzarse, y aún menos el amor. Nos sorprende aún cuando no estamos listos, porque creo que jamás se está listo para la grandeza que supone, puedo imaginarlo, puedo intentar pensarlo o definirlo, pero jamás llegaré a nada, nunca podré explicar cómo se siente el amor.
Es así, que pienso que casi todo en este mundo está predestinado, que existe una especie de plan sin instrucciones, para que no nos anticipemos a la vida, sino que ésta se nos anticipe a nosotros, para que nos dejemos sorprender y para que vivamos, simplemente vivamos…