Sana mis manos con el roce de tu espalda.
Dame el remedio para no curarme nunca
Es que es tan fácil respirar el aire cuando estás,
Siempre es tan fácil. "
Viernes 24/09/2010.
Hoy decidiste ser vos mismo
Hoy me mostraste tu lado más dulce
Hoy me compraste con las palabras más tiernas
que he oído decir.
Hoy me dijiste que sos sólo para mí
Hoy me rozaste delicadamente los labios
Me acariciaste el rostro con sutileza
Me hablaste con la sonrisa
Hoy quise creerte
Hoy quise confiar en que todo aquello es verdad
Hoy intenté crear con mi mirada
Un puente hacia la tuya
Hoy quise que se volvieran una
¿Como hago aun ahora para
No quererte como te quiero?
¿Como hago para bloquearme de nuevo?
¿Son tácticas o era la verdad?
¿Debo creer o debo dudar?
Nunca nada es seguro cuando estas cosas suceden
No hay mente capaz de controlar lo que sienten
Dos almas divagando en el aire
Y tu alma y la mía hoy jugaron
Hoy me divertí estando a tu lado
Hoy sentí que una parte de mi
Se fue con vos
Y que tus besos volvieron a recrear
Esa locura olvidada en mi razón
Aquella que quería callar
Y hoy no hace más que gritar
Que sos perjudicial pero que quiere tenerte
Quiere creer en vos y en tus palabras
Creer en tus abrazos tibios y en que
Jamás se termine esta odisea
Capaz de generar sentimientos prohibidos
Y deseos plenamente locos.
Capaz de derribar mis muros
Y desarmar tu pantalla
Hoy no fue un día mas
Porque sin esperarlo, hoy FUE ESPECIAL.
Si quisiera hablar de tu mirada, no podría decir que es celestial, no podría admitir que debilita mis sentidos, porque detesto mostrar ante tu figura, tal debilidad. Porque estás cruzando la barrera que solía adjudicar a cada palabra, estás violando los códigos de mi resistencia, y ya no logro tenerte lejos, ya no puedo esquivar las balas de tu estrategia. Si tu táctica es quererme, si logra ser tan simple como eso, ¿por qué no puedo creerte?
Tu vanidad es un impulsor para mi orgullo. Aquel orgullo que me lleva a querer poseerte sabiendo que nunca serás mío, sabiendo que amas mas tu libertad que a ti mismo, y eso, mi amigo, es demasiado.
Estoy borrando mis límites, aquellos que me protegían de caer en las trampas, de sentirme ciega por tu luminosidad. Es como si solo me guiaras vos, como si cada partícula de mí quisiera dirigirse directo al sol, dejando atrás los sentidos y la razón.
Tus ojos, cada día, me arrebatan más la conciencia, me sumergen en dudas y alimentan la creencia de que jamás voy a tenerlos sólo para mí. Aunque quiera ser tu única estrella, sólo ves las otras quinientas.
Aunque mi razón se pierda en la constelación, y mi alma se funda en esta adicción, ya no podré restar minutos, ya no podré borrar los besos dados, no podré volver atrás. Ya es tarde para elegir quererte o no. Ya mi visión sólo ve a través de tu velo, el que muestras, el que toco, el que siento. ¿Cuándo notarás que hay más si quisieras probarlo? ¿Cuándo veras que no se trata de ataduras? sino de una deliciosa condena, esa condena que me lleva a lo profundo de tu ego, aquella que me dirige al peligro constante de tenerte cerca, cuando debería tenerte lejos.
Podría si quisiera, navegar en otros soles, probar nuevos amores, y hacerle honor a mi orgullo herido y mal tratado, pero ¿qué conseguiría? Si lo que quiero es estar a tu lado, si lo que busco es tu daño, capaz de provocar tempestades a mis celos, capaz de crear desconocidos deseos.
No creas, de ninguna manera, que mi orgullo no se venga. No pienses que muero por tenerte, pero cree, sí, en que es lo que más me gustaría, lo que mas disfrutaría, poder creerte sin sospechas, poder confiarte mi alma entera.Se consumen en el tiempo
Como una fotografía gastada
Como una canción malinterpretada
Y definitivamente nadie cambiara
El orden de los sucesos
Se ha vuelto una cuestión de causa y efecto
Una historia que se repite
Hasta en los ángulos más exactos
Hasta en la forma en que ya ni una mirada compartimos
Ya ni una sonrisa nos une
Ni siquiera en las lágrimas te encuentro
Ya no sos quien eras, otras cosas te interesan
Te perdiste, nos perdimos
Ya no estamos en un mismo camino
¿Qué nos paso?
¿Vamos a algún lugar o esto se frena acá?
¿Seguimos por la misma senda o ya no hay lugar?
Ya no pretendo cambiarte
No pretendo que estés
No pretendo que seas diferente
Solo pretendo que recuerdes
Que una vez fuimos inseparables
Y que esos años jamás van a irse
Porque aunque hoy nuestros pensamientos sean opuestos
Esta amistad será para siempre inolvidable.
Aunque ya no encuentre tu rostro
Aunque ya no tenga tu mano
Aunque no nos tengas al lado
No nos olvides nunca…
Si intentas que el otro cambie, solo seguís caminando en un desierto esperando encontrar un lago y una flor, esperando lo que no debe esperarse, esperando una reacción, una mínima palabra que pueda darte la esperanza equivocada, y todo sigue girando de la misma manera, para el mismo lado, con los mismos errores y las mismas palabras vacías, llenas de sentido para uno, y completamente ridículas para el otro. Es como un loop, una repetición continua que nunca llega a concluir de una buena manera.
¿Qué se hace entonces cuando esos dos seres no logran entenderse? O cuando uno ni siquiera lo intenta. Algunos quizá sostienen que se debe ser flexible, que lo único que queda para no perderse es adaptarse, aceptar al otro tal cual es, aún con sus defectos. Pero y ¿qué pasa si estas pidiendo un poco de consideración, un poco de comprensión, de empatía?, ¿qué si estas pidiendo un poco de atención?, y ¿qué si sólo queres ser tenido en cuenta? Que el otro se de cuenta de que lo necesitas, que no queres que la amistad se pierda. Quizás en este caso, querer todas esas cosas se vuelve una utopía, algo que jamás vamos a alcanzar si el otro no tiene el mismo concepto que nosotros, si el otro piensa diferente y sostiene su postura hasta el final. Es como si fuera una comunicación entre un mudo y un sordo, jamás pueden llegar a entenderse si uno no escucha y el otro no habla. Y aun si el mudo aprendiera a decir lo que tiene para decir, el sordo aun así no querría escucharlo. Y es eso lo que sucede, nadie quiere ceder, nadie quiere ser flexible, nadie quiere oír ni entender, nadie quiere intentarlo siquiera.
Así es como suelen perderse años de recuerdos y momentos que solo quedan en el aire, valieron la pena, claro que sí, pero quizá es como sucede con cualquier relación, se desgasta, se agota, se consume, se pierde como cuando en el aire vemos volar las hojas, y queres alcanzarlas, queres tenerlas en tus manos, y no se puede, porque las hojas ya son del viento, y esta amistad ya es del destino, ya no es nuestra, ya no somos nosotros, no somos las mismas, nos perdimos, y olvidamos lo que era ser amigas, el compartir momentos que jamás se olvidan, el escuchar, el charlar y entenderse, todo eso se va perdiendo poco a poco, se escurre como el agua. Tal vez, el mudo es como esa gota que tarda en caer, se mantiene, se sostiene, siempre a la espera de lo que necesita oír, siempre intentando expresarse frente a alguien que no quiere mirar, que no quiere oír. Y llega un punto, en que la gota cae, y cuando cae, se pierde entre miles de otras gotas y jamás vuelve a encontrarse, los momentos que se pierden, ya no se recuperan y otras cosas ocupan su lugar. Porque el mudo siempre querrá hablar, pero si nadie lo escucha, ¿vale la pena que lo haga?, aun si gritara en medio de una cornisa, en medio del vacío, ¿su voz se escucharía si no hay nadie que la perciba?
Aunque no podamos ser flexibles como el agua, como esa gotita que fluye, el lago siempre estará lleno de otras cosas, y son ellas las que permanecen más allá de que el agua se acabe. Si hay algo que permanecerá siempre, son los recuerdos, uno a uno, no se perderán aunque esto se desvanezca, aunque los de antes, ya no seamos los mismos…
“Me miro de reojo el corazón
Y el me sonríe con puntos suspensivos”
Sí, con puntos suspensivos, expectante, divertido, esperando que lo que deba suceder suceda. Pobre, no sabe todavía a lo que lo estoy sometiendo, me sonríe inocente creyendo y sintiendo, espera mi seguridad, mi propio respeto por lo que yo misma siento. No esperaba que lo contradiga, que me vuelva sorda para no escucharlo. Desconoce lo que mi razón le manda, porque intenta sofocarlo, opacarlo, intenta guiarse por el dulce orgullo, por un ego herido que busca en otros lugares lo que el corazón cree haber encontrado ya. Es mi razón, mi cabeza, mis pensamientos, todo lo causante de intentar perderme, de querer evitar lo que el corazón pide a gritos. El sí sabe lo que quiere, él se jugaría el todo por el todo sin siquiera esperar que algo malo pueda suceder. Pero mi cabeza expone las advertencias, lo sobreprotege, no va a dejar que las cosas fluyan con naturalidad, e intentará siempre poner el freno, intentará siempre hallar un pretexto.
El corazón, dicen, tiene razones que la razón desconoce, y sí es cierto. El no piensa en el después, vive en el veremos, disfruta del ahora, a puro sentimiento, no pone trabas, solo intenta liberarse, hacer que sienta lo que va viniendo, intenta arriesgarse sin esperar nada a cambio, solo dar…
Pero la razón, y el corazón, deben convivir el uno con el otro, ambos están dentro de mí. En mi caso, los veo como mis Dr. Jekyll and Mr. Hyde. Uno tan completamente distinto del otro, pero existiendo en conjunto sin poder ser el uno sin el otro.
Es complicado cuando el corazón manda y ni la razón puede contradecirlo, porque afirma, establece, se hace presente, se impone, se hace notar. Cada gesto inconsciente, cada abrazo y cada beso se manifiestan en mi esencia, porque él ya esta allí, porque ese alguien intenta seducirlo. Aun cuando mi razón conoce lo dañino, mi corazón insiste en jugar con ello. ¿Será tan ingenuo de creer que no va a haber daño alguno? O quizá no le interesa. El solo se dedica a sentir, a jugar, a arriesgarse, a romper las reglas y saltear mis propios obstáculos, mis miedos, mis dudas. A el no le interesa dudar, porque en el fondo siempre está seguro de lo que busca, y si lo que buscaba le gustó, se ocupa de grabar una huella que sea difícil de borrar.
Mi razón siempre ha buscado contradecirlo, ha buscado negar sus llamados, pero hoy creo que están siendo muy fuertes, y aun cuando ella intenta no oírlos, sabe que a este round lo pierde por knock out.
Ya no quiero límites, quiero acercarme más y más a mi perdición. Quiero jugar, experimentar, intentar. Quiero callar a mi razón y sólo dejar hablar al corazón. ¿Saldré herida? Sí, tal vez. ¿Sufriré? Sí, es lo más probable, pero si la pregunta fuera otra, si en realidad me preguntara: ¿viviré esto? Hoy respondo que sí, quiero vivirlo, quiero sentirlo, desearlo y enloquecer. Quiero que lo incierto me sorprenda, y poder ser lo suficientemente valiente para luego soportar cualquier dolor. Quiero dejar de inventar pretextos…
Ya no quiero vivir en la comodidad de lo sencillo, quiero conocer lo oculto que hay en él, saber que la luna puede ser mía si así lo quisiera. Saber que esta locura es temporal pero en este caso, no quiero remedios, no quiero la cura, no mientras mi locura sea él. No mientras el veneno sigan siendo sus besos. No mientras este sabor sea tan dulce y tan amargo al mismo tiempo. Aun si esto es un delirio, aun si esto no es real, quiero probarlo y dejarme llevar, quiero besarlo y ya no pensar, quiero quererlo sin son ni san. Quiero hacer esto a mi manera, pero quiero que ésta sea la manera.
Quiero sentir y sólo sentir…
ECO INTENSO
Intentando silenciar esa voz
Pretendo seguir
Sin darle oídos a lo oculto
Sin saber a donde ir.
¿Cómo se calla a quien vive en mí?
Ese habitante que habla
Cuando más necesito evitarlo
Más se hace oír.
Inventando parches
Pretendo tapar lo que en algún instante
Debe salir.
Pero cómo se hace para
Tapar el sol con un dedo?
Es como intentar tocar el cielo
Con las manos.
Una meta ideal
Plenamente difícil de alcanzar
Un instante fugaz
Que todo lo transforma.
Ecos de un pasado cercano
Que se hacen oír con toda intensidad
Loca intención de sanar
Tan rápido como todo lo que se lleva el mar.
Me va a dar lo necesario
Para hallar el camino
Que sin desvíos ni ecos
Me lleve a vos.
No pretendas encontrarle sentido
Pretende simplemente aceptarlo
Cuando logres convivir con la luna y sus astros
Házmelo saber, yo te acompaño.
Resistir la mentira y la verdad
Soportar el que dirán
Cuando vivir con miedo ya no me haga mal
Cuando lo imposible parezca real
Ahí sabré cuánto me costó llegar a este lugar.
A.E.
“No me interesaba tener que callarme, porque mi voz ya no era lo primordial, cuando la realidad te deja mudo, hay que aceptarla y continuar, ignorar todo lo demás…”
Todo eso se pierde o se transforma?. Yo opto por la segunda, yo creo que todo lo que no es dicho en el momento, o incluso lo que jamás podemos soltar y dejar salir, se transforma en un agujero en el pecho que cada vez crece más.
Es cierto que hay muchas cosas que con palabras no pueden ser explicadas, hay muchos sentimientos y emociones que se manifiestan mejor en actos, en una mirada, en un gesto, un abrazo, una lágrima. Pero, qué se hace con todo aquello que intentamos decir y no decimos? Lo que nos consume y vacía, nos desorienta, nos pierde.
Incluso hoy, me cuesta encontrarme a mí misma, saber qué quiero hacer, calmar un poco ese agujero que late y late y cada día duele un poco más. Quiero que se calle, quiero poder decir todo lo que en mucho tiempo no pude decir, quiero gritar sin que nadie escuche, quiero ser más fuerte y responder, imponer mis opiniones y poder aguantar más de lo que he aguantado hasta ahora. Pero por qué siento que ya no puedo? Por qué me siento tan vacía y sin poder explicarme, expresarme? Por qué me quedo en la nada?. Es algo totalmente difícil de explicar, porque la nada no es estar bien aun queriéndolo, no es estar mal tampoco queriéndolo, la nada es estar perdido, sin rumbo, como en medio de un río sin saber cómo salir, cómo reaccionar, cómo enfrentar las cosas del camino.
Sé que lo que no digo, se termina transformando en algo más, sé que ese “algo” se va a ir algún día, se va a solucionar, como todo lo que tiene solución. Lamentablemente, pude comprobar, que querer terminar con todo de un día para otro, no te lleva a nada, o mejor dicho te lleva a la nada.
La pregunta siempre termina siendo la misma: por qué?.
Todo lleva su tiempo, ya lo sé, y lo he comprobado también, sé que estas sensaciones se van a ir, pero quiero poder cambiar o quizá volver a ser la que era. Una persona cambia, dicen, cuando la vida la hace cambiar, o cuando se lo propone. Bueno, a mi la vida me hizo cambiar, pero ahora quiero ser yo la que se proponga cambiar para estar mejor. Quiero aprender a descargar lo que no digo, aprender a decirlo, a expresarlo de alguna manera, porque eso que no digo se acumula en el cuerpo, se vuelve vacío, se vuelve dolor, se vuelve pérdida.
Creo poder afirmar que he sabido bancármela todos estos meses, pero esta vez tengo que afirmar que ya no me la sé bancar de la misma manera, ya no me siento tan capaz como antes de reprimir cualquier sentimiento, ahora mi cuerpo está hablando, mi cuerpo reacciona por todo lo que mi mente no quiere reaccionar, y no es la mejor manera, pero lo que se oculta, siempre sale, como sea.
Algunos pueden soltarlo en forma de enojo, algunos gritan, discuten, se enfrentan, lloran, ríen, abrazan, se molestan, en fin, algunos saben demostrar lo que sienten. Yo, en cambio, no puedo hacerlo así de fácil, pero sé que como con todo, lo voy a aprender.
Puedo cansarme de todo, de todo lo que me rodea, cansarme de lo que siento, cansarme de mí misma, pero no puedo eliminar a esa parte de mí que vive conmigo, porque aunque así lo quiera, soy yo y tengo que aprender a vivir con eso.
Muchos podrán pensar que es más simple de lo que digo, que es cuestión de desearlo y estarlo. Pero, no es tan fácil cuando se carga un peso distinto. Cuando la historia es distinta. Cuando estabas acostumbrado a tener problemas superfluos, y un día te despertás y te encontras con una encrucijada, te ves perdido sin saber qué rumbo tomar, sin saber cómo reaccionar, te olvidás de cuidarte a vos mismo porque son otras cosas las que importan más. En ese empeño de proteger a un ser querido, perdés la capacidad de cuidarte a vos mismo. No te interesa si tenés que callarte, llorar en un rincón, si tenés que esconderte, si tenés que sacrificar ciertas cosas, porque vos dejaste de ser lo primordial incluso en vos mismo. Y en ese intento de reprimir lo que sabes que te puede hacer daño, en ese intento de querer volver a vivir en una mentira que te hacía feliz, la verdad te pega en la cara, y qué haces? O mejor dicho qué podés hacer?. Nada, tenés que enfrentarla, porque no siempre la realidad nos gusta, y a veces la mente intenta protegernos de lo que nos desagrada, de lo que nos daña. Pero cuando ya no puede protegernos más, el cuerpo habla, te llama la atención y ahí es cuando no nos queda otra que prestársela.
Yo no sé dónde está ahora mi atención, pero sé que no quiero seguir focalizando mis emociones en mi cuerpo, quiero poder ser aunque sea un poquito como era antes. Puede ser quizá una utopía, pero quiero creer en que la voy a alcanzar.
Algunas, o tal vez una sola vez en la vida esa búsqueda por el tesoro se frena cuando lo encontramos… cuando lo miramos y en el momento sabemos que ESO es lo que buscábamos y no otra cosa…
No siempre sabemos lo que buscamos, no siempre estamos seguros de que lo vamos a encontrar y muchas veces nos planteamos la idea de que jamás va a aparecer… Pero hoy puedo decir que lo encontré, que en un momento muy inesperado, encontré eso que buscaba, encontré lo que tanto esperaba…
No creí, cuando lo vi, que se iba a convertir en algo tan importante, en algo prácticamente increíble que a veces puede parecer irreal, porque supera lo que siempre imaginé, lo que siento ahora supera mis propias expectativas, tanto que ni siquiera puedo describirlo… Me voló el mundo en un instante, fue como encontrar un pedacito de luz cuando creí que ya no daba más, que no podía seguir aguantando lo malo, y llegó… y tanto lo esperé que ahora no puedo creer que lo tenga...Creo que tan acostumbrada estaba a equivocarme con mis elecciones, a dar con una piedra en lugar de un tesoro que ni siquiera puedo concebir la idea de que ahora sí es real, que ahora sí puede ser diferente… porque sí, es diferente, es especial, es ilógico, es raro, pero es eso que siempre quise, y es mejor a como siempre lo soñé… "